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Las claves de 3 emprendedoras Avonni para abrirse camino en el mundo de los negocios disruptivos

Tener equipos de trabajo multidisciplinarios, poner énfasis en la I+D y confiar en las ideas propias son algunos de los consejos que las empresarias recomiendan de cara a que más mujeres tengan éxito con sus emprendimientos basados en innovación. Una toma desechos de crustáceos y los transforma en barniz orgánico para madera, otra le da […]

Tener equipos de trabajo multidisciplinarios, poner énfasis en la I+D y confiar en las ideas propias son algunos de los consejos que las empresarias recomiendan de cara a que más mujeres tengan éxito con sus emprendimientos basados en innovación.

Una toma desechos de crustáceos y los transforma en barniz orgánico para madera, otra le da nueva vida a las papas chilotas convirtiéndolas en snacks, y la tercera crea productos de limpieza que no dañan el medioambiente y son amigables con la piel. Si bien estos negocios apuntan a sectores muy diferentes, todos tienen algo en común: son desarrollos liderados por mujeres, tienen a la innovación como piedra angular y han llevado a sus impulsoras, las emprendedoras Viviana Delgado, Carolina Echenique y Carolina Urrutia, a ser ganadoras del Premio Avonni Mujer Innovadora.

Delgado, que fundó la empresa Chetén para desarrollar su barniz para madera, recibió el reconocimiento en 2018, año en que Avonni —galardón impulsado por ForoInnovación, “El Mercurio” y TVN— incluyó esta nueva categoría que apunta a relevar la participación femenina en el mundo del emprendimiento innovador, mismo título que en 2019 recayó en Echeñique, fundadora de Tika Chips, y en 2020 en Urrutia, creadora de FreeMet.

Las tres empresarias recibieron el reconocimiento debido a lo disruptivo de sus desarrollos y a que han logrado abrir una senda para que más mujeres sean parte del mundo de los negocios innovadores: actualmente las tres exitosas emprendedoras emplean a casi 250 personas en total y para este año las tres buscan al menos duplicar sus ventas, logros que no han estado exentos de obstáculos, los que han sido esquivados con aprendizajes que hoy comparten.

 

Viviana Delgado: “La I+D tiene que ir siempre si uno quiere hacer innovación”

Desarrollar el primer barniz orgánico para madera que reemplazara a los actuales productos que existen en el mercado y que dañan el ecosistema ya que contienen cromo y arsénico: esa fue la idea que en 2012 tuvo la química y especialista en biotecnología, Viviana Delgado, que tras casi diez años de Investigación y Desarrollo (I+D) en el garaje de su casa en Concepción, logró formular su idea en un producto. Para dar con esto, la científica usó una investigación que había realizado en la universidad donde descubrió que los crustáceos tienen una capa impermeabilizante que se podía extraer para ser aplicada en otros lados, como la madera. Así, unió estas dos puntas y desarrolló Chetén, emprendimiento que es un spin-off de otra empresa liderada por Delgado, llamada Bionano.

“Yo extraigo la materia prima de los desechos de los crustáceos, como la centolla, es economía circular. Hay una ciudad en el sur del país que genera 200 mil toneladas de estos desechos por temporada de recolección y logramos revalorizar el 90% de estos residuos”, afirma la emprendedora, que en 2017 comenzó a realizar pilotos del barniz, cuya versión final se obtuvo en 2019. “En mis comienzos era muy extraño que una mujer relativamente joven se presentará en reuniones con grandes directores de empresas para dar a conocer su innovación y buscar alianzas, incluso una vez pensaron que yo era la secretaria del dueño de la empresa que represento”, recuerda Delgado sobre los primeros años de Chetén.

En ese camino de emprender y para aumentar la masa de innovadoras femeninas, la científica señala como fundamentales ciertos aspectos. El primero de estos es reforzar la I+D de los emprendimientos: “Esto en Chetén y Bionano no para, es algo constante, ese es el sello de la empresa. La I+D tiene que ir siempre si uno quiere hacer innovación”, afirma la química.

Además, sostiene que recibir asesorías —ella participó de IncubaUdec— y generar equipos multidisciplinario son esenciales. “La incubadora y los mentores que tuve fueron fundamentales. Yo invertí recursos económicos y mi tiempo en adquirir conocimientos de personas que saben más de emprender”, afirma Delgado y agrega que “la perseverancia, paciencia y tolerancia a la frustración son la clave para emprender en este difícil, pero satisfactorio camino del emprendimiento en la innovación”.

La fundadora de Chetén, que hoy comercializa el barniz con algunas empresas constructoras y que en 2020 alcanzó una facturación cercana a los $180 millones, plantea que “cada vez se visibilizan más desafíos en la innovación, en distintas áreas, y el aporte que podemos dar las mujeres es fundamental para lograr sociedades más desarrolladas tanto en la innovación como en lo social (…) En los últimos años he visto un gran cambio en el ecosistema innovador femenino, cada vez somos más las que nos atrevemos a dar este salto. Pero creo que aún hace falta un cambio más grande para poder equilibrar la brecha de género en la industria”.

Carolina Urrutia: “Lo que hace la diferencia es creer en el proyecto”

En 2012 y motivada por su deseo de saltar de la investigación básica a la aplicada, Carolina Urrutia fundó —junto a la kinesióloga y MBA Andrea Moraga— FreeMet, un emprendimiento bajo el cual hoy tienen un abanico de seis productos de limpieza, como detergente de ropa y limpiador multiuso. “Entré a hacer un magíster y me di cuenta que a pesar de que me gustaba la investigación, no quería seguir un doctorado. Me había defraudado un poco del ambiente de la investigación básica porque veía que era muy difícil escalar para las mujeres, llegar a tener un cargo grande en las universidades”, relata la emprendedora. Así, en 2013 Urrutia postuló a un fondo Corfo, dinero con el que en 2014 dio el vamos a la I+D para obtener la formulación de los productos —que son en base a micropartículas, extractos de plantas y minerales nativos de Chile—, los que en 2016 llegaron al mercado.

En estas dos etapas cruciales del emprendimiento, la de I+D y la de transferencia tecnológica, Urrutia cuenta que se toparon con diversos desafíos, uno de ellos fue hallar personas que creyeran en su idea. Por ejemplo, dice que fue difícil ‘encontrar una fábrica que nos tomara en cuenta, es algo que les puede pasar a muchos emprendedores que nunca han vendido. Nosotras encontramos una planta que tenía entre sus líderes a una mujer, y donde hasta hoy creamos nuestros productos’, cuenta la empresaria, que a partir de su experiencia plantea tres recomendaciones que han sido claves para ella. La primera está relacionada con el tiempo de dedicación al emprendimiento: “Hay cosas fundamentales dentro del éxito, el primero es el tiempo que se le dedica, más allá del dinero que se tenga. Quizás nosotras podríamos no haber tenido los millones de Corfo al principio, si bien fue una ayuda, al final la plata se va. Lo que hace la diferencia es creer en el proyecto”, afirma Urrutia. En ese sentido y vinculado al último punto, señala que lo segundo considerado esencial es generar confianza en el equipo. “Siempre confiamos en nuestras capacidades, fuimos ‘busquillas’, si no teníamos a alguien que repartiera los productos, lo hacíamos nosotras. No hay que ponerse barreras, buscar alternativas y formas de hacerlo, ser innovadoras en todos los aspectos”, dice.

Lo tercero, sostiene, es formar equipos de trabajo multidisciplinarios, y “se tienen que buscar sociosque tengan otras competencias, que sumen al emprendimiento, personas que entreguen características diferentes a las que uno tiene. En un equipo es fundamental ver las capacidades, no tomar tanto en cuenta lo emocional”, manifiesta Urrutia, quien añade: “Cuando una desarrolla investigación aplicada, es muy importante ir de la mano de una parte comercial; una puede hacer una gran investigación, pero hay que ver si tiene escalabilidad o es competitiva con las marcas del mercado”. Desde su experiencia, la científica señala que ve en el sector de la sustentabilidad un espacio para que más mujeres innovadoras emprendan: “Tenemos la capacidad de buscar desarrollos con innovación que tienen foco de impacto, que dejan huella. Hoy son mujeres las que lideran, por ejemplo, Sistema B o la Alianza Basura Cero”, afirma la creadora de FreeMet, que tiene entre sus clientes a Jumbo y Sodimac y realiza 5.000 despachos mensuales a través de su canal de e-commerce.

Carolina Echenique: “Hay que tener la convicción de que se está haciendo algo fantástico y que se puede cambiar a mucha gente”

Plana y llena de bolsas amarillas. Así describe Carolina Echenique las góndolas de los pasillos de snacks de los supermercados en el año 2009. Este escenario, junto a un sueño que tuvo, llevaron a la ingeniera agrónoma a incursionar en el mundo de los alimentos, aplicando innovación a este sector en el que pocas veces se hacen cosas de una forma diferente. “Fue un año entero desde que pensé qué quería hacer hasta que lo plasmé en un producto físico”, dice.

El encontrar un packaging diferente e intentar hacer un producto que se viera industrial, pero que fuera artesanal, fueron algunos de los principales desafíos de los primeros años de Tika Chips. Sumado a esto, Echenique se encontró con una barrera relacionada a liderar a su equipo de trabajo siendo mujer: “En general, las empresas y emprendimientos están liderados por equipos de hombres, siendo mujer era distinto, era un desafío importante que costaba más”. En ese sentido, señala que para superar esto tuvo que aprender a confiar en sus capacidades, consejo que recomienda: “Pocas veces las mujeres creemos en nosotras, tenemos que ser capaces de esto. Hay que atrevernos a plasmar hacia afuera los pensamiento que tenemos, no coartarnos ni pedir tanta instrucción o permiso de otros (…) Hay que tener la convicción de que se está haciendo algo fantástico y que se puede cambiar a mucha gente”. Asimismo, plantea que es relevante “no perder la capacidad de mirar al lado, estar insertas en lo que pasa y conectadas del mundo. También sirve mucho leer las biografías de otros emprendedores, ayuda a validar pensamientos que quizás una tiene en común y buscar gente que inspira”.

La empresaria también dice que ser mujer es una ventaja debido a que cree que este grupo está conectado directamente con la innovación. “Vemos un plano más amplio de lo que es desarrollar algo de cero. (…) Las mujeres en sí somos súper innovadoras y a medida que vamos madurando vamos teniendo que sortear cosas únicas”, dice y destaca que hoy ve un espacio para que más emprendedoras innoven en el sector del turismo, que deberá renovarse debido a la pandemia. “Hay oportunidades buenas de meterse en esto”, afirma la fundadora de Tika Chips, que para este año tiene planes de llevar sus siete líneas de productos a nuevos puntos de venta, como almacenes de barrio.